La alimentación es una actividad que, aunque es indispensable para la vida, está determinada por un conjunto complejo de factores socioculturales. Los grupos humanos tienen una cultura alimentaria, es decir, un conjunto de ideas, conocimientos, creencias y prácticas que son aprendidas y compartidas.
Cada población ha ido construyendo normas para decidir qué se come en el desayuno, en la comida o en la cena; en un día de fiesta o entre semana; la comida para niños o para adultos, para botana, para ir al cine o para salir a cenar con amigos. Igualmente, las maneras de comer están determinadas por la vida cotidiana, el tiempo y el dinero disponible para preparar cada comida, lo que se considera saludable y adecuado y también, como uno de los factores más importantes, el gusto de los integrantes de una familia.
Acerca de la cultura alimentaria
La cultura alimentaria no es estática, por el contrario, en la medida en que las sociedades son cambiantes, la alimentación también lo es. A lo largo de los siglos, las relaciones e intercambios entre los pueblos, los medios de comunicación y de transporte, así como las migraciones, han transformado las sociedades y las maneras de comer en el proceso conocido como globalización. Este proceso se ha intensificado de tal manera que hoy día, en las grandes ciudades se pueden comer platillos típicos de casi cualquier parte del mundo.
Los cambios provocados por la globalización han aumentado tanto la producción como la distribución de los alimentos y ha generado una cultura alimentaria más cosmopolita. De la misma manera que hoy en México tenemos acceso al sushi, o a una diversidad amplia de quesos franceses o bebidas fermentadas como la Kombucha; así también hoy el guacamole es parte de la cultura alimentaria de los espectadores del Super Bowl o hay restaurantes de comida mexicana en las grandes capitales del mundo.
Sin embargo, también se han generado nuevos riesgos globales, como el aumento en la prevalencia de la obesidad y las enfermedades crónicas, lo que ha llevado a la promoción de una cultura alimentaria más saludable, que ayude a la prevención de los problemas de salud.
Alimentación y medio ambiente
Por su parte, el impacto en el medio ambiente también ha logrado hacer cada vez más consciente, al menos en un sector de la población y así, el consumo sustentable se ha ido instalando como un ideal cultural en las decisiones alimentarias.
Los organismos internacionales y los movimientos medioambientales han hecho reiterados llamados sobre los riesgos a los que se ve expuesto el sistema alimentario contemporáneo. Las maneras de producir, distribuir y consumir los alimentos están desgastando los recursos naturales disponibles, lo que pone en entredicho la seguridad alimentaria hoy y en el futuro.
Así mismo, genera gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento del planeta y al cambio climático. Este llamado se suma a las alertas de salud para la alimentación. Ante este panorama, los objetivos del Desarrollo Sostenible planteados por la Organización de las Naciones Unidas en 2015, tiene a la alimentación como uno de sus ejes centrales.
Los nuevos riesgos globales hacen imperativo que los actores sociales tomen acciones hacia un sistema alimentario que cuide los recursos naturales a largo plazo, asegure la calidad de los alimentos, mejore la vida de los productores, evite el desperdicio y disminuya la distancia entre el productor y el consumidor, entre otras acciones.
El tema está presente en los gobiernos y en las instituciones y se hacen esfuerzos reales para comprender, desde diferentes perspectivas, el sistema alimentario actual para así poder dirigir correctamente las acciones a desarrollar.
Al igual que se han hecho campañas de orientación alimentaria para una dieta saludable, también hoy se propone difundir la importancia de una alimentación consciente y responsable de los costos medioambientales de la producción de la comida. Por ejemplo, dada la elevada emisión de gases de efecto invernadero en la producción de ganado vacuno, se ha propuesto reducir el consumo de carne.
La presencia en los supermercados de “frutas de temporada” durante todo el año, tiene un costo energético en transporte proveniente de lugares lejanos y hoy se vuelve a insistir en la alimentación estacional. También se han lanzado campañas para disminuir el desperdicio de alimentos, con el fin de evitar que los gastos energéticos implicados terminen en la basura.
La promoción de una alimentación más sustentable, sin embargo, no es fácil, implica cambiar una serie de valores culturales que hoy están presentes en la forma de comer de las sociedades contemporáneas. La variedad en la dieta, la comida de otros países como una experiencia de ocio, las compras en grandes cantidades o el valor mismo de la carne como una parte central de una comida cotidiana, son algunos de los rasgos culturales que se buscan modificar.
Como se mencionó, la cultura alimentaria no es inamovible, pero para cambiarse es necesario distinguir los factores que la determinan en las diferentes sociedades e identificar aquellos elementos sobre los que se puede incidir, establecer objetivos específicos y diseñar formas de comunicación más efectivas.
Por Miriam Bertran Vilà
Fuentes de consulta
Contreras, J Gracia M Alimentación y cultura. Perspectivas Antropológicas. Ed. Ariel. Barcelona, 2005
Mintz, S. Tasting Food, Tasting Freedom. Beacon Press. Boston, 1996.
Pasquier, A; Bertran, M. Alimentación, salud y sustentabilidad. Hacia una agenda de investigación. UNAM. México, 2020.