Los trastornos funcionales del intestino son padecimientos crónicos que incluyen el Síndrome de Intestino Irritable (SII), constipación funcional, diarrea funcional, distensión o hinchazón funcional y otros no especificados. Los pacientes que presentan estos padecimientos son diagnosticados con Trastorno Digestivo Funcional (TDF). Y es el SII el más frecuente dentro de este trastorno, afectando casi al quince por ciento de la población en México.
Para atenderlo, importantes estudios muestran que la restricción de algunos productos en la dieta puede mejorar la sintomatología de quienes padecen TDF. En especial se ha puesto atención a la restricción del consumo de carbohidratos fermentables de cadena corta. A esta dieta se le ha dado el nombre de FODMAP, por sus siglas en inglés, Low Fermentable Oligo, Di, Monosaccharides and Polyol.
La restricción consiste en reducir al máximo el consumo de alimentos ricos en fructanos, galactooligosacáridos, galactanos, lactosa, fructosa y polioles, que son carbohidratos que fermentan en el colon y en gran medida responsables de las alteraciones que comúnmente afectan a los pacientes.
Los fructanos se encuentran de forma natural en productos como el trigo y la cebolla, así como en otros alimentos a los que se les adiciona fructosa para mejorar textura y sabor. Los galactooligosacáridos están presentes en leche y productos lácteos, leguminosas y algunas nueces y semillas.
De la misma forma, la fructosa y la lactosa son ejemplos de monosacáridos y disacáridos respectivamente y se encuentran en alimentos como las frutas y productos elaborados con ellas, las carnes marinadas y en productos en los que la fructosa se emplea como aditivo, como en el caso de los productos de panificación y repostería.
Finalmente, los polioles, como el sorbitol, el xilitol y el manitol, presentes de forma natural en manzanas, peras, ciruelas y champiñones, se utilizan, como edulcorantes no calóricos, en productos como chicles y caramelos sin azúcar.
Adicionalmente, existen los polisacáridos de cadena larga, que fermentan en menor grado y forman parte de la fibra insoluble. En su composición destacan la celulosa, la hemicelulosa, la pectina y los almidones resistentes. Estos últimos pueden generarse en pastas recalentadas, al provocar cambios estructurales en el almidón, haciéndolo menos susceptible a ser digerido y en consecuencia a fermentar por la microbiota intestinal. También están presentes en cereales integrales, castañas, ciruelas, peras, manzanas y leguminosas.
Lo importante es que estos carbohidratos impactan de forma selectiva el desarrollo de microorganismos deseables en el organismo, por lo que también se les conoce como prebióticos y pueden resultar benéficos a largo plazo para los pacientes con padecimientos asociados al TDF, siempre y cuando se haya detectado el efecto en cada caso.
Una adecuada supervisión por parte de especialistas en salud ayudará a no excluir algún grupo de alimentos de la dieta correcta para estos pacientes y, en su caso, a buscar alternativas que no alteren la ingesta de nutrimentos ni comprometan la absorción de micronutrimentos.
Estudios relevantes ven como seguro el consumo de algunas variedades de alimentos que pueden integrarse a la dieta de pacientes con TDF, sin causar un incremento en las sintomatologías. De igual forma, como se dijo al inicio, sugieren el consumo moderado o la reducción de estos alimentos, cuando se haya observado que pueden incrementar síntomas que causan malestares digestivos.
Observa la siguiente imagen:
La dieta FODMAP puede facilitar la identificación de alimentos que desencadenan los síntomas del TDF. Lo importante será que en el largo plazo se encuentre el equilibrio entre los alimentos que desencadenan efectos negativos y aquellos que mejoran los síntomas, tras la restricción alimentaria.
Hoy día se ha modificado la composición en gran cantidad de productos, pensando en las personas con estos padecimientos, por lo que revisar el etiquetado permitirá conocer el contenido de FODMAP presente en cada uno.
Por último, solamente bajo la supervisión de un especialista será posible valorar de forma personalizada el efecto que tiene cada tipo de alimento y la cantidad que desencadena los síntomas asociados con el TDF. Adicionalmente, los pacientes pueden recibir orientación sobre nuevas recetas y técnicas culinarias que les ayuden a encontrar alternativas para lograr disminuir los trastornos digestivos.
Por Mónica Basave
Fuentes de consulta
- CCF (2015, septiembre 1). DIETA BAJA EN FODMAP EN EL SÍNDROME DE INTESTINO IRRITABLE | Revista Médica Clínica Las Condes. elsevier.es.
- EUFIC. (2013, octubre 16). El papel de la microbiota intestinal en la salud humana.
- Rivera, B. A. (2002, junio). Trastorno digestivo funcional: síndrome de Intestino Irritable. Scielo.Org.Pe.
- Martínez Vázquez, S.E. (2016, febrero). FODMAP.
- Tech, R. T. F. (2017, agosto 29). Fibregum de Nexira, una fibra certificada para FODMAP. The Food Tech.