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Hace más de mil años, los egipcios ya preparaban más de 40 variedades de pan con levadura. Después, los griegos incorporaron el horno y crearon más de 70 variedades con distintos sabores. El resultado era tan bueno que los romanos lo llevaron a otros territorios, convirtiéndolo en uno de los alimentos principales de Europa occidental.

Hoy, con tanta variedad en el mercado, la pregunta es: ¿cómo saber si un pan es de calidad? Vamos a desglosarlo.

Ingredientes que definen la calidad del pan

La base de un pan de calidad suele incluir harina, agua, levadura y sal.
Entre la gran diversidad de granos, la harina de trigo destaca por su capacidad para producir panes con buena estructura y textura. Al mezclarse con agua y amasarse, se desarrolla una masa elástica capaz de retener el CO₂ que generan las levaduras durante la fermentación. Esto se logra gracias a dos proteínas: gliadina y glutenina, que forman el gluten y, junto con el almidón, aportan una miga esponjosa y una costra dorada y crujiente.
También existen panes sin gluten, elaborados para personas con necesidades específicas. Aunque pueden variar en textura o sabor, la tecnología de alimentos permite obtener productos con buena calidad sensorial que se adaptan a estas preferencias o requerimientos.
La sal es otro ingrediente clave. Más allá de aportar sabor, fortalece la masa, ayuda a controlar la fermentación, contribuye a la formación de la corteza y prolonga la frescura del pan al retener la humedad. Además, existen versiones reducidas en sodio que mantienen las características tecnológicas y sensoriales del producto.

ingredientes del pan

 

Que debes buscar en la etiqueta para saber que es un pan de calidad

1. Contenido de fibra

La cantidad de fibra depende del tipo de harina empleada. Las harinas integrales conservan el salvado y el germen del grano, lo que incrementa el aporte de fibra, vitaminas y minerales. Las harinas refinadas, por su parte, ofrecen una textura más suave y homogénea.

La tecnología alimentaria permite combinar lo mejor de ambas: panes que conservan nutrientes y que a la vez tienen una textura agradable.

Además, muchas formulaciones incluyen harinas de otros cereales como centeno, avena o espelta, así como semillas (linaza, chía, girasol) que aportan textura y valor nutrimental extra.

2. Contenido de azúcar y grasas

En panificación, el azúcar y la grasa no solo mejoran el sabor o la suavidad: cumplen funciones esenciales. El azúcar favorece la fermentación y la producción de CO₂ por parte de las levaduras, lo que influye en la esponjosidad y el dorado de la corteza.

Las grasas u aceites ayudan a retener mejor los gases, aumentando el volumen y mejorando la suavidad de la miga. Actualmente, la innovación tecnológica permite elaborar panes con reducciones de azúcar y grasa, manteniendo las ventajas técnicas y sensoriales.

3. Fortificación

Como parte de los programas de salud a nivel internacional, las harinas que se emplean en la elaboración del pan deben estar fortificadas con micronutrimentos (vitaminas y minerales), que brindan beneficios nutrimentales adicionales a la salud del consumidor. De esta forma, la fortificación de harinas ayuda a combatir deficiencias de nutrimentos, especialmente en grupos vulnerables de la población.

Es importante leer la etiqueta de los panes envasados, para revisar los beneficios de cada formulación. Los ingredientes más comunes que se agregan durante la fortificación de harinas son: hierro, ácido fólico, zinc, vitaminas del complejo B, como niacina, riboflavina y tiamina. La fortificación de harinas para pan puede variar según las regulaciones y políticas de cada país.

4. Uso de aditivos

El uso de aditivos puede ofrecer varias ventajas, aquí compartimos algunas que serán de ayuda para desmitificar el uso de ciertos aditivos en la elaboración del pan.

Por un lado, los conservadores pueden prolongar la vida útil del pan, pues previenen la contaminación bacteriana y reducen el riesgo de enfermedades transmitidas por alimentos. Además, reducen el desperdicio de alimentos y garantizan la inocuidad alimentaria (acceso a alimentos seguros).

Los aditivos empleados en la formulación de un pan, además, pueden ayudar a mejorar sus propiedades sensoriales, lo que garantiza su textura, consistencia, color, apariencia y sabor durante la vida útil del pan. Es importante recordar que el uso de aditivos está regulado y es seguro para su consumo.

En un mundo en el que la preocupación por la alimentación saludable está en aumento, la calidad y la confianza en los ingredientes del pan se han convertido en temas de relevancia creciente. Desde la selección de la harina, hasta la levadura utilizada en su elaboración, cada componente desempeña un papel crucial en la calidad nutrimental y sensorial del pan.

ingredientes de un pan de calidad

 

Un alimento con historia… y presente

En un contexto donde cada vez se valora más la alimentación saludable, el pan sigue teniendo un lugar importante en una dieta equilibrada. Su calidad depende tanto de la selección de ingredientes como de los procesos de elaboración, y hoy la tecnología permite ofrecer opciones que combinan sabor, frescura, textura y valor nutricional.

Leer las etiquetas, conocer los procesos y entender la función de cada ingrediente nos ayuda a elegir de forma informada, sin mitos ni prejuicios.

Leer las etiquetas de los panes ayuda a tomar decisiones informadas para elegir la calidad del pan que se adapte a nuestros gustos y necesidades nutricias particulares.

Para obtener más consejos sobre cómo elegir un pan de calidad, puedes consultar el artículo Las claves definitivas para elegir un pan de calidad: palabra de nutricionista. En él, encontrarás información adicional y recomendaciones respaldadas por expertos en nutrición.

 

Fuentes de consulta

Procesamiento de Alimentos

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